¡Nueva entrada en nuestro blog! En esta ocasión, desde Tecnology vamos a abordar un tema que la gente no suele relacionar, pero que tiene una conexión directa. Hablamos de la impresión 3D y su relación con el medioambiente. ¿Te has parado a pensar en ello? Descubrirás en nuestro siguiente post ideas muy interesantes. ¡Esperamos que os guste!

¿Por qué podemos afirmar que la impresión 3D puede suponer una ventaja ecológica con respecto a la tradicional? En algunos estudios, muchos investigadores se centran únicamente en la energía utilizada por esta tecnología para despreciar su beneficio al medioambiente. Sin embargo, no se suelen incluir la importante reducción de residuos y utilización de materias primas que proporciona. Sin olvidar, el uso sobresaliente de materiales reciclados durante su trabajo.

Además, en segundo lugar, también hay que destacar que al permitir que los propios usuarios se conviertan en fabricantes individuales, se produce un impacto positivo en la reducción de transportes a los usuarios finales.

Impresión 3D y medioambiente

¿Un método de fabricación sostenible?

Se trata, seguramente, de la cuestión más relevante que hay que plantearse sobre esta tecnología. Para poder contestar a esta pregunta, hay que valorar dos puntos claves. El primero de ellos es la reducción del desperdicio. A diferencia de otros tipos de fabricación, la impresión 3D solo usa el material que necesita. Sin olvidar que será posible capaz de reutilizar residuos plásticos para ser utilizados posteriormente como filamentos de impresión.

El segundo de estos puntos clave para poder considerar a la impresión 3D como sostenible es, como hemos mencionado brevemente, la reducción directa que tiene lugar en temas de logística y desplazamientos. De esta forma, el impacto potencial sobre el medioambiente es mucho menor, reduciendo entre otras cosas el CO2 y la utilización de materias primas.

Como ya sabrás por anteriores posts de este blog, la impresión 3D tiene la capacidad para revolucionar la forma en la que se fabrica todo. Su progresión es enorme y, a día de hoy, no tiene límite alguno. Pero no estamos hablando de algo puramente mercantil, sino que también influye en el plano social y medioambiental.